jueves, 18 de febrero de 2010

Triunfan los triunviratos

Será la temporada (taurina) de los triunviratos. Cada vez están más definidos. Antes que nada, sería muy conveniente recurrir al diccionario y asegurarse de la palabra en cuestión. En su segunda acepción se dice que triunvirato corresponde a la “junta de tres personas para cualquier empresa o asunto”. Y es que es lo único que parece que hay en estos ruedos de Dios y de creyentes. Carteles armados, clónicos, tan abundantes como salvajes por malos, tan increíbles en número de mantazos, tan sospechosos de cuernos, tan absolutos de aburrimiento supino, tan abultado de esencia soporífera que destila las entretelas, tan pletórico de catástrofe anunciada porque ya no llenan ni con los amigos, tan repletos de tanto hartazgo que dan ganas de pegarse una vuelta por la Luna antes que encontrarse de frente con estos pobres de espíritu (del saber torero, claro está) que nos van a bombardear sin compasión, atronadoramente, nuestra buena voluntad, nuestra pequeña, pero humilde, alma torera.
A saber. ¿Qué les parece el programa que componen El Juli, Miguel Ángel Perera y José Mari Manzanares? ¿Qué les sugiere la sinfonía de Jesulín de Ubrique, El Cordobés y Francisco Rivera Ordóñez? ¿A qué les recuerda Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Cayetano? Son algunos ejemplos. Claro, que también apoyan a estos triunviratos de lujo algunos renombrados ganaderos que los meten en el saco como si fueran la piedra angular, y si no, aquí no se hace el paseíllo. Sin ir más lejos, unos de Núñez del Cuvillo, unos de Zalduendo, y unos de Garcigrande. Está tan rematado el súper equipo que hasta hay reservas para los titulares. Un Fandi. Un Castella. Alguien que exportan como novedad, por ejemplo un Daniel Luque. O unos animales de La Palmosilla.
A mí lo que me parece es que todo esto es una escenificación de pobreza sin desmayo, de una falta de ideas preocupante. Si se tiene en cuenta que se dan contados empresarios taurinos en España, se conjetura que no serán gemelares en intelecto y preocupaciones mercantilistas. Se supone. ¿O no? Pues, parece que sí, que las ternas las van a empaquetar de manera clónica y allá se las traguen los que puedan. O los que paguen. Porque ésa es otra. Pagar por estos presuntos bodrios tiene su mérito. Allá cada cual con su dinero, que para eso lo tienen y lo ganan.
Es bien cierto que estos carteles bien estructurados hacen una limpieza exhaustiva de estas intensivas ganaderías de presunto bravo. Pues ya se necesitan toros para cien tardes, y lo mismo les da aprovecharlos en los más recónditos rincones de España, que en los más selectos. Pero curiosamente, los del gremio se quejan de que se están quedando los animales en el campo, cuando lo que parece que deben procurar, en general, es ajustar la superproducción, la propia y la ajena.
El hartazgo que nos espera es mayúsculo. Acaba de empezar la temporada y ya están programadas absolutamente todas las ferias. Se inicia con la ópera prima de la Feria de Invierno, y ya se dan muchas pistas de lo que será este anzuelo de plumero estridente. Las que les siguen serán más de lo mismo. No crean que se les va a ocurrir una genialidad.
Así, pues, ¿existe mayor sociedad –por arriesgada, se entiende- que la de vender esta soberbia idea de mandar un paquetito bien armado a todas las plazas por doquier que en este mundo taurino se dan? ¿Qué mayor propósito que estrujarlo como novedad refrescante? ¿Qué mayor despropósito que creérselo? ¿Qué mayor locura la que nos tienen endilgada de antemano? ¿Qué mayor anestesia con la labor de zapa de todos los absurdos corrillos de la telebasura?
Nos esperan los triunviratos.
¡La que nos espera!

pazdomingo.toroaficion@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario