miércoles, 18 de mayo de 2011

Desde el tendido. Previo. Noveno festejo

Rutinas de belleza
La lumbre de la cabaña brava, Núñez del Cuvillo, la que engendró en sus entrañas ardientes al toro Arrojado, e indultado después en la última feria taurina de Sevilla, ha traído a Madrid un baile de corrales, un trasiego de especimenes que no han podido ni justificar lo injustificable. Daba pena por el ganadero, Álvaro Núñez de Benjumea, que anda excusándose y pidiendo perdón por las esquinas más mediáticas, que admite el error ponderado de las dos tardes venteñas pues “no tenía toros para las dos citas”. Se atrevió en la primera comparecencia a echar un bodrio desnaturalizado por mortecino, de mamíferos moribundos, que ni sirvieron para que Morante diera una media. Ahora apencaremos con lo que los maestros traen ya escogidito.
Pues, si tan afectado está, que devuelva los euros que previsiblemente ha ingresado. Que los reintegre en alguna cuenta para damnificados por la catástrofe taurómaca a la que está contribuyendo para gloria suya y podredumbre de los resortes de la Fiesta auténtica. Si Sevilla y Manzanares han contribuido a la subida del caché, la plaza madrileña se lo debería quitar. (Lo sé, es un poner, como decían Las Virtudes).
No se preocupen. Hay cuatro cuvillos, dos ortigaos y tres toreros. ¿Adivinan a quién le han tocado los dos ejemplares de esta camada triunfante? Pues, sí, al torero que se lleva anunciando en Madrid desde hace años y todavía no ha consumado tanta pasión. Al torero, hijo de torero, de sabor mediterráneo, el corte moderno, de guapo subido, que nos cuenta sus “rutinas de belleza”, en la publicación Divinity, en una entrevista con una conocida estilista, y en la que asegura que los toreros (se refiere a los bellos, modelos e iconos de grandes firmas) están llamados a cambiar este rancio mundo, a obligarle a salir de “esa careta de clásico”.
La de esta tarde de expectación es una aventura previamente asegurada, y ya se habrán encargado las confluencias astrales. Viene a Madrid con extrapolado su posible papel, con inexcusable fuerza mediática, quizá porque en el indulto tuvo mucho que ver el fino torero. Evidentemente. Fue el maestro oficiante. Uno de ellos, pues no se le puede echar toda la reprimenda del inmerecido indulto al presidente maestrante (que parecía resistirse a sacar el pañuelo naranja), puesto que Manzanares insistía desde el ruedo, más bien se encaraba con el palco, al grito de “es muuu güeno”. Por cierto, ¿saben que también se anunció en el pasado ciclo con los cuvillos y exigió para abrir cartel a un rejoneador en la parafernalia de una corrida mixta para luego no comparecer?
Pues, no les digo más. Vamos a ver en qué queda esto. Si en mascarilla hidratante, peelling exfoliante o regenerador corporal. Por mi parte espero lo de siempre: Un toro y un toreo. Ambos de verdad.
Pueden consultar la mencionada entrevista en http://www.divinity.es/2011/05/12/jose-mari-manzanares-nos-da-la-receta-para-estar-tan-bueno/

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